Wednesday, May 23, 2007

suicidio

Eran las siete de la mañana. Se levantó después de pasar casi toda la noche sin dormir, se preparó el mate y se sentó en el balcón. Un único pensamiento tenía en la cabeza, una única obsesión. Mientras tomaba mate y miraba el jazmín, pensaba en todo lo que le había pasado últimamente.
Ahora estaba como atrapado entre dos mundos, por un lado su realidad cómoda y placentera, por el otro, la idea de algo supremo e inalcanzable, algo hermoso y a la vez terrible.
Era la primera vez en mucho tiempo que tenía que confesar que no sabía qué hacer, no sabía cuál camino tomar, no sabía para donde corno arrancar.
Se terminó de vestir, se afeitó y salió a la calle. Hacía calor, y el viento de la mañana le refrescó un poco las ideas. Decidió cambiar el camino habitual para el trabajo y se fue por el mar. Mientras miraba las olas, pequeñas ondas que acariciaban las piedras, pensó una vez más en ella. ¡Cómo le gustaría que esté, que mire las piedras, que sienta el viento fresco en la cara!
A veces se conformaba pensando en que, al menos, podía pensar en ella. Otras veces quería correr y tirarse al mar, y nadar, nadar, nadar hasta no tener más fuerzas y por lo menos morir, morir para estar con ella, morir para que el cuerpo no sea ya un obstáculo que los alejaba.
“Si me muero, pensaba, si me muero y es cierto que tenemos alma, si me muero para liberarme del cuerpo, sé que voy a ir a buscarla y que la voy a encontrar. Sé que cuando la vea le voy a pedir perdón, y me voy a arrodillar y le voy a besar los pies, sé que me va a mirar con esos ojos grandes y negros y me va a decir que no hace falta. Yo voy a llorar y le voy a decir que la maté, que la maté sin querer, que la maté de amor. Ella me va a decir que no le importa, que no quiere el cuerpo inútil, que le basta saber que yo la amo para ser feliz, viva o muerta. Y yo le voy a decir, sí, te amo, te amo con el alma, te amo con la mente, te amo como nunca amé a nadie, te amo hasta la locura.”
Mientras pensaba en estas cosas, iba caminando hacia la playa. De repente una gaviota pasó cerca de él y lo despertó del encanto en el que se encontraba. Se sentó resignado y se agarró las rodillas, mientras miraba el mar y el cielo y se sentía nada.
Después, como una sombra, un pensamiento: “¿y si no está muerta? ¿Y si me mato y no la encuentro?”
Se levantó casi triste
y se fue, pensando que al menos le quedaba el tiempo para matarse cualquier otro día.

7 comments:

Vero said...

Puta madre nena!!!!!!!!!

No quiero ser redundante. Así que te mando un mail.

Beso,

Vero

Anonymous said...

Alguna vez escribí algo similar (MUY similar) pero en el mío al final el tipo se mataba ahogándose al mejor estilo Alfonsina. Supongo que este tiene un final más realista =).

Natita said...

Me encanto Eva. Realmente muy bueno.

Se te extraña en VP...
Como estas? las chicas?


besos, que andes bien!

rs said...

Todo bien, gracias Nati. Ando un poco menos por la interné, por eso no estoy...

Horacio said...

jajajaja, buenísimo evaaaa!!!!!

CCDSY said...

Muy Bueno Eva!!

Horacio said...

y vero??? no viniste a bardear acá?????