Thursday, February 26, 2009

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En esas horas de la siesta que a veces son interminables, salgo a caminar por la ciudad y a mirar los adoquines y pienso mucho en vos. Hoy escuché una chicharra y me dieron ganas de contártelo. De repente me doy cuenta de que no estás y todo se pone en blanco y negro. Cómo me hace enojar que no estés... no sabés. Me dan ganas de putearte. Pero no te puteo, quedate tranquilo. Ya no lloro más (antes lloraba). Ahora por lo general te recuerdo con risas de por medio.
Cuando te extraño me doy cuenta de que soy la dueña de una rara soledad: no puedo compartir esos momentos con nadie. Sola para extrañarte.
Me pregunto muy seguido que dirías de ciertas cosas, me hubiera gustado ver tu cara ante ciertas situaciones. Algunas personales, pero también las históricas. Argentina está pasando por un momento bastante irónico y sobre el cual me hubiera gustado intercambiar comentarios con vos. De sólo pensar lo que dirías me río. Me hacés reír mucho todavía.
Personas inteligentes, tranquilas y con ese buen humor que vos tenés no hay muchas, te lo aseguro. Esa es otra soledad: la de la risa absurda. Igual quedan de esos en la familia por ahora y algún otro que anda dando vueltas por ahí.
Mañana es tu cumpleaños y te voy a recordar, como todos los años. Recuerdo el último cumpleaños que pasé con vos, el tuyo y poco después el mío... Nos pediste perdón, a Pilar y a mí. Estabas nervioso, pensabas que "iba a faltar algo".
Me hace bien hablar de vos, aunque sea sola, aunque sea con esta máquina de mierda. Te extraño papá.

1 comment:

Anonymous said...

Feliz cumpleaños, donde quiera que estés. Beso.