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Alfonsina.Es tu cara de nuevo(mi travesura)Es tu risa en su caray mi alegríaEs mi hija y mis hijosy mi caminoUna bella poesíaque yo no escribípero es mi tintay mi destinoEs otra luzmás joven y fuerteque yo mismo encendí.Es otro premioes mi raízes mi vida que sigue.Julio C. Sofía.
13/01/ 2006.
Hasta el último día, hasta el último minuto, sostuvo la mentira. De todas formas creo que le gané, porque yo le sigo creyendo y entonces la mentira no puede afectarme. Se fingió muerto y todo, y solo para hacerme mal. Pero yo lo creí muerto. La realidad puede ser triste, pero es inmodificable, no nos queda más remedio que aceptarla. El dolor de la mentira se siente al saberse la verdad, yo finjo no saberla, y la mentira no me afecta, porque no existe.
Iba caminando por una calle... no, no, pará... no era una calle. Un río, un río negro, pero si era un río no podía ir caminando, pero bueno, no importa, porque era un río y porque iba caminando, cuando de repente el río se dividía en dos y yo tenía que elegir un camino, pero por uno me iba a hundir y por el otro llegaba indefectiblemente ahí, al hospital, a la cama blanca y a sus ojos semi cerrados y a su boca semi abierta y al dolor de la muerte y al frío de la ausencia, entonces no podía elegir que camino seguir, no podía, ¿entendés? no podía, y me pareció ver un barco que venía por alguno de los dos caminos, o brazos del río, o lo que sea que hubiese sido eso por lo que yo iba caminando, pero no era un barco. Era una nube, una nube vista desde arriba, desde el avión, una nube que parecía de algodón con el sol reflejándose en ella y me daban ganas de subirme, porque además yo sentía que iba a poder subirme, y estiraba los brazos y las piernas, una sensación desesperante, quería salvarme, subirme, ¡salvarme! Pero no pude, no me pude subir porque no era algodón, no me podía subir a la nube, era una ilusión y nada más, una ilusión de salvarme. Y el diálogo no sé con quién fue porque no había nadie, o por lo menos yo no había visto a nadie, pero era más o menos así: "¿Por qué yo no puedo subirme a la nube?", "¿Y para qué querés subirte?", "¡Para salvarme!", "Será, entonces, que no tenés que salvarte de nada".